LOS ORIGENES
1.- Comienzos del Camino Neocatecumenal en Palomeras.
El Camino Neocatecumenal nace en el año 1964 cuando Kiko Argüello, pintor nacido en León (España), y Carmen Hernández, licenciada en Química y formada en el Instituto Misioneras de Cristo Jesús se encuentran en las barracas de Palomeras Altas a las afueras de Madrid.
Allí, Kiko tras pasar por una crisis existencial, y siguiendo los pasos de Charles de Foucault, se fue a vivir durante tres años entre los más pobres y descubrió en el sufrimiento de los inocentes, el misterio de Cristo Crucificado.
Por su parte, Carmen que había estado en contacto con la renovación del Concilio Vaticano II a través de Pedro Farnés Scherer (liturgista) y que, llamada por el Obispo, estaba tratando de formar un grupo para ir a evangelizar a los mineros de Oruro (Bolivia), conoció a Kiko. Fue entonces, en este ambiente de las barracas, en medio de una sociedad constituida por gitanos y quinquis, en gran parte analfabetos, vagabundos, ladrones, prostitutas y jóvenes delincuentes, cuando se constituye el germen que dio lugar a una síntesis kerigmática, teológico-catequética, que es la columna vertebral de este proceso de evangelización de adultos que es el Camino Neocatecumenal.
2.- Acogida del Camino por los Obispos.
Poco a poco esta semilla fue reconocida por el Arzobispo de Madrid, Mons. Casimiro Morcillo, quien visitó las barracas y constató la acción del Espíritu Santo. Asimismo, dio su bendición y mandó llevarlo a las parroquias de Madrid, poniendo como condición que el Párroco estuviese como centro, aprobando ad experimentum las novedades litúrgicas necesarias para la iniciación cristiana, los tres pilares conformados por: la palabra, la liturgia y la comunidad.
3.- Etapas del Camino Neocatecumenal.
Las tres etapas fundamentales de la vida cristiana se corresponden con las tres fases que comprende el Camino Neocatecumenal: humildad (precatecumenado), simplicidad (catecumenado postbautimal) y alabanza (elección y renovación de las promesas bautismales). La primera finalidad del Neocatecumenado es la formación de la comunidad, y ésta nace en el seno de la parroquia, después de un tiempo de catequesis, en las que se anuncia el “kerígma”. Una vez formada la comunidad, ésta comienza a caminar en la segunda fase (el precatecumenado). Este es un tiempo de “kénosis”, de descendimiento, en el cual los hermanos experimentan la fuerza de Cristo, que les lleva a ponerlo como centro de sus vidas.
Pasado un tiempo, los catequistas preparan el escrutinio que dará paso al Catecumenado. En este momento las familias se hacen responsables de transmitir la fe a sus hijos, mediante celebraciones domésticas. Los catequistas, siguiendo con esta formación cristina, inician a los hermanos en la oración individual y cotidiana con los salmos. Luego, mediante le “Traditio” y la “Redditio Symboly” descubren que el bautismo los convierte en enviados, dando testimonio de su fe, anunciando el Evangelio por las casas, trabajando en la pastoral de la parroquia, etc. La tercera fase es la Elección y la Renovación de las Promesas Bautismales.
La familia de Nazaret es la imagen de las Comunidades Neocatecumenales. La comunidad en la cual Cristo se hace presente, vive en humildad, sencillez y alabanza, como la Sagrada Familia de Nazaret.
Texto (recopilado): Pablo Jambrina Fernández.
1967: DE LAS CHABOLAS DE MADRID A LA PARROQUIA DE SAN FRONTIS DE ZAMORA
En junio de 1965 finalicé los estudios de Teología en el Seminario Diocesano de Zamora, en el que aprendí a amar la Liturgia y empecé a sentir un gran impulso por conocer la historia de la Iglesia primitiva y de las primeras comunidades cristianas. Providencialmente me trasladé a Madrid a mediados de noviembre de ese mismo año. En Zamora había escuchado a un presbítero la siguiente frase: «He conocido en Madrid a un tal Kiko que hace unas liturgias raras». Una vez asentado en Madrid, investigué dónde vivía Kiko, el grupo de chabolas en que habitaba. Seguidamente, a comienzos de 1966, me fui a vivir en el barrio junto al cual estaban las chabolas. A mediados del mismo mes de enero un seminarista cubano me llevó a conocer a Kiko y a Carmen.
Era por la tarde-noche. Una celebración de la Palabra. Kiko, partiendo del profeta lsaías, anunció, a aquel grupo de marginados de la sociedad, el Kerigma, la Buena Noticia: «Cristo vive, está Resucitado. Dios nos ama en Él y nos salva AHORA por la acción del Espíritu Santo, sin tener en cuenta nuestros pecados ni lo desastrosa quesea nuestra vida». Esta Buena Noticia tocaba el corazón de aquello hermanos, los salvaba realmente, llenaba sus corazones de gozo y alegría, creaba la comunión. Fue para mí un auténtico Pentecostés. Verdaderamente el Señor estaba dando respuesta a los anhelos y deseos de mi corazón. Por eso puedo decir: fui, vi y me quedé. Aquello era el tesoro, la perla del Evangelio. Hasta mediados de septiembre de ese año estuve viviendo y compartiendo esa realidad que Dios estaba haciendo surgir simultáneamente a la celebración del Concilio Vaticano II.
Retorné a Zamora, fui ordenado presbítero y asignado como coadjutor a mediados de noviembre a esta parroquia de San Frontis, de la que era párroco don José Martín Escribano. Desde mi llegada fui compartiendo con él esta experiencia maravillosa que yo había vivido en Madrid con la comunidad de las chabolas. Cuando se acercaba la Cuaresma de 1967 le planteé directamente al párroco: ¿qué te parece si este año, en vez de hacerlas charlas cuaresmales acostumbradas, llamamos a Kiko Y Carmen para que anuncien aquí a Jesucristo? Verás cómo el Señor toca el corazón y también aquí surgirá un grupo que querrá vivir la fe como hermanos, en comunidad, a semejanza de la Iglesia primitiva». El Señor hizo el milagro, y me dijo: «Vale, adelante. Llámalo para que vengan».
De inmediato contacté con Kiko, y convinimos la fecha a comenzar. El domingo, 26 de Febrero, harían los anuncios en las misas de la parroquia, invitando a las catequesis, que comenzarían el lunes 27, para hacerlas en régimen de 2/3 semanas, en días seguidos de lunes a viernes. El Señor no faltó a la cita. Vino un numeroso grupo de personas. Kiko y Carmen, noche tras noche, anunciaron el Kerigma y catequizaron. El Espíritu Santo iba actuando, tocando los corazones y haciendo que apareciera la misma realidad de comunión y de deseo gozoso de vivir la fe en comunidad. La caravana se ponía en marcha. Nacía la primera comunidad. Nos iniciaron en la celebración de la Palabra, liturgia y Vida en Comunidad. Recuerdo y testimonio de esta catequización son el cuadro anuncio de las catequesis, pintado en la tarde del martes 28, segundo día de catequesis, y la pintura de la Virgen María, a la cual encomendaron la catequización.
Al año siguiente, Cuaresma de 1968, llamamos de nuevo a Kiko y catequizaron por segunda vez. Se repitió el milagro y nació la segunda comunidad. El cuadro de la Faz de Cristo, en el que escribió «Me voy y vengo a vosotros es recuerdo de esta segunda catequización, aunque lo firmó un año después.
¿Cómo no narrar las maravillas del Señor, como dice el salmo?
¿Cómo no decir con la Virgen María: «Proclama mi alma la grandeza del
Señor»? i A Él porque es eterna su fidelidad, la gloria y la alabanza!
Zamora, 4 de julio de 2023
José Martín Alonso
LOS PAPAS Y EL CAMINO NEOCATECUMENAL
SAN PABLO VI
“Tanta gente se polariza hacia estas comunidades neocatecumenales, porque ven que en ellas hay una sinceridad, una verdad, hay algo vivo y auténtico, es Cristo, que vive en el mundo. Que esto suceda con nuestra bendición apostólica.”
(Audiencia del 12 de Enero de 1997).
SAN JUAN PABLO II
“Reconozco el Camino Neocatecumenal como un itinerario de formación católica, válida para la sociedad y para los tiempos de hoy.”
(30 de Agosto de 1990).
BENEDICTO XVI
“¡Ánimo! El Señor os acompañará siempre, y también yo os aseguro mi oración y os agradezco las numerosas muestras de cercanía. Os pido que también os acordéis de mí en vuestras oraciones, que la santísima Virgen María os asista con su mirada maternal, y os sostenga mi bendición apostólica, que extiendo a todos los miembros del Camino. Gracias.”
(20 de Enero de 2012).
FRANCISCO
“Yo digo siempre que el Camino Neocatecumenal hace un gran bien a la Iglesia. ¡Cuánta necesidad tiene el hombre de hoy, en toda latitud, de sentir que Dios lo ama y que el amor es posible!”
(6 de Marzo de 2015).