SAN FRONTIS
Declarada Bien de Interés Cultural por Acuerdo de 26 de septiembre de 2013 (BOCyL nº 190, de 2 de octubre de 2013).
Iglesia situada en el barrio de su nombre, en la margen izquierda del río Duero, junto a la carretera que conduce a la comarca de Sayago.
Originalmente fue una alberguería, mandada edificar por un canónigo de la catedral zamorana llamado Aldovino, fallecido en 1215, según consta en su lápida sepulcral, conservada en el muro septentrional de la nave central. Su procedencia, la región gala de Perigord, explica que fuese dedicada a San Front, que tradicionalmente se ha considerado evangelizador, fundador y primer obispo de la sede de Périgueux.
Aquel primer edificio, construido en torno a 1200, fue transformado posteriormente en iglesia con el título de abadía, cuyo rector llegó a formar parte de las dignidades del Cabildo catedralicio.
En la actualidad está formada por dos naves rectangulares: la lateral, con cabecera semioctogonal, tardorrománica, y la central, con capilla mayor, añadida a mediados del siglo XVII, al tiempo que la sacristía y la espadaña, por el maestro de obras Santiago Machado.
El ábside poligonal presenta en el exterior gruesos estribos y dos saeteras, de medio punto y abocinada la rasgada en el paño central. La cornisa va recorrida por una imposta con pequeños y rudos canecillos con representaciones antropomorfas, zoomorfas, y fálicas.
Ya en el interior, el arco que divide la nave lateral de su cabecera es apuntado y doble, de aristas achaflanadas. Junto a él aún se puede ver una columna con capitel acampanado y relieves romboidales en su cesta. Y en los ángulos del ábside, correspondiendo con los contrafuertes exteriores, responsiones con capiteles poligonales, que antaño servirían de apeo a los nervios de la bóveda, hoy perdida.
El retablo mayor está formado por restos de otro de mayores proporciones, procedente de la iglesia de San Miguel de la localidad de Malva, ensamblado en los años finales del siglo XVI, acaso por Melchor Díez. Lo que hoy vemos fue adquirido en 1780 al tallista Manuel Bravo, el mismo que añadió el marco de la hornacina central.
La predela contiene dos relieves que representan a Santiago el Mayor-San Andrés y San Pedro-San Juan evangelista, y los pedestales de las columnas otros seis con las figuras de Santo Tomás, Santiago el Menor y cargadores frutas. El centro del banco lo ocupa un tabernáculo cuya portezuela tiene en el exterior el relieve de la Resurrección y en su interior un magnífico estofado con la representación del Calvario. Las calles laterales albergan dos tablas con las escenas de la Anunciación y la Visitación, obra del pintor zamorano Martín de Aguirre, a quien le fue traspasada la obra pictórica del retablo original por Juan de la Talaya -de cuyo estilo se hallan ecos en la figura de la Virgen de la Anunciación, por lo que no se descarta su intervención en ella- y Diego de Quirós.
En la hornacina central va situada una hermosa escultura de la Virgen del Rosario, ricamente dorada y estofada, también del siglo XVI, debida a un escultor zamorano de clara filiación romanista, probablemente Tomás de Troas.
A los pies de la nave central se hallan otros dos retablos casi idénticos. El dedicado a la Virgen del Triunfo fue ensamblado por Bartolomé González de Espinosa en 1676. En el banco van pintadas diversas figuras de ángeles y santos; la tabla del ático representa la imposición de la casulla a San Ildefonso. El retablo de San José fue realizado por el ensamblador Juan de Urueña en 1677. En el banco está representada la escena de la Anunciación, flanqueada por figuras de ángeles; la tabla del ático tiene pintada la figura de San Atilano. Ambos retablos fueron dorados y policromados por Toribio González.
Entre ambos retablos se halla la escultura del Crucificado, talla atribuida al escultor luso Gaspar de Acosta, de los primeros años del siglo XVII, y que procede de la desaparecida ermita de la Cruz.
En la capilla mayor de la nave lateral están situadas las tallas de San Lorenzo, del primer tercio del siglo XVI, atribuida al escultor flamenco Gil de Ronza, procedente de la antigua ermita de su nombre, que estaba situada frente a las ruinas del puente viejo, y de San Mámes de Cesarea, de hacia 1600, obra probable de Gaspar de Acosta. En ella recibe culto la imagen del Nazareno, anónima, de la primera mitad del siglo XVII, que procede de la desaparecida ermita de la Cruz, a la que también se conoce con el nombre de Jesús del Vía Crucis.
En la misma capilla se conservan varios lienzos, de los que merecen ser destacados el de la Invención de la Santa Cruz, pintado por Andrés García en 1676, y el de la Inmaculada Concepción, obra del pintor Carlos Paris, trasladado desde Roma en 1862, y que fue donado por fray Antón Martín Bienes, último comisario general de la Orden Trinitaria Calzada, oriundo de este lugar, que por entonces residía en la capital italiana.
Por último, debe ser mencionada la lápida ubicada junto al epitafio de Aldovino, colocada tras el desbordamiento del río Duero en 1860, en la que se narran los daños causados en la ciudad y marca el nivel que alcanzó el agua en el interior del templo.
Texto: José Ángel Rivera de las Heras
Visita Turística
- Sábados, de 19:00 a 19:30 horas.
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Horario de Misa
- Jueves, a las 19:00 horas.
- Sábados, a las 19:30 horas. Camino Neocatecumenal, a las 17:30 horas (de Octubre a Junio) y a las 21:00 horas (de Julio a Septiembre).
- Domingos y Festivos, a las 12:00 horas.