SANTO SEPULCRO

Declarada Bien de Interés Cultural de carácter provincial por Orden de 13 de junio de 1977 (BOE de 12 de agosto de 1977).

Iglesia situada sobre una pequeña loma del barrio que lleva su nombre, al sur de la ciudad, en la margen izquierda del río Duero. Fue edificada en pleno siglo XII y formó parte de un conjunto monacal perteneciente a la Orden del Santo Sepulcro que se hallaba en obras a principios del siglo XIII. Durante muchos años perteneció a la jurisdicción del bailiaje del Santo Sepulcro de Toro, pero al extinguirse esta Orden en 1489 pasó a los monjes sanjuanistas u hospitalarios, esto es, a la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén, a cuya Sacra Asamblea pertenecieron sus priores hasta 1894, fecha en que fue agregada como filial a la abadía de San Frontis.

Se trata de un sencillo ejemplo de arte románico en Zamora, en el que destaca sobre todo su rotunda volumetría, su simplicidad estructural y su escasa ornamentación. Su planta se compone de una sola nave rectangular, más capilla mayor -de menor anchura y altura que el cuerpo de la nave- con testero plano y torre-espadaña a los pies. Consta documentalmente que en la zona meridional hubo un claustro hasta bien entrado el siglo XVII.

En su exterior destacan la cabecera, con una ventana en cuyo arco va grabada y pintada una cruz patriarcal, y la torre, de planta rectangular y con aspecto de atalaya-refugio, situada en el último tramo de la nave y dispuesta perpendicularmente a su eje longitudinal, que también ostenta la cruz de doble traviesa en el remate de la espadaña. Algunas de sus impostas presentan canecillos piramidales con hojas lisas incisas, semejantes a los de la catedral.

Desde 1999 luce un pórtico abierto con pretil de piedra y pies derechos de madera. A su izquierda se pueden contemplar restos de pinturas murales góticas representando escudos y arcos trilobulados albergando diversas figuras, entre las que se observan a Jesús con la cruz a cuestas y un Calvario; formaban parte de la decoración de una pequeña capilla y su ubicación exterior constituye en la actualidad un caso único en la provincia. Consta documentalmente que el espacio del antiguo atrio sirvió también como lugar de reunión de feligreses y cofrades y de enterramiento de pobres y ahogados en la parte del río Duero que correspondía a su jurisdicción parroquial.

La portada de acceso es doblada, con arco de medio punto; sus arquivoltas, capiteles y jambas son totalmente lisos. La puerta aún conserva su antigua guarnición medieval, a base de clavos semiesféricos con decoración incisa repasada a buril.

El arco triunfal es doblado, ligeramente apuntado. Más agudo aún es el arco, igualmente doblado, situado a los pies de la nave. La bóveda de la capilla mayor es de cañón apuntado, lo que indica lo avanzado de su construcción. La nave, sin embargo, se cubre con armadura del siglo XV, de la que se conserva el menado, los canes y los dobles tirantes; todavía se aprecian algunos restos de su policromía original.

Entre los objetos artísticos que posee esta pequeña iglesia destacan el Cristo de la Carrera, un crucificado gótico del siglo XIV, procedente de la desaparecida ermita que llevaba su nombre o humilladero; un Cristo Yacente, también gótico del siglo XIV; un Crucificado del siglo XVI, y una talla de San José con el Niño, realizada en 1741 por José Cifuentes. En ella están depositados una serie de seis lienzos pintados por el sevillano Francisco Antolínez en Madrid, en 1699, y que proceden de la iglesia zamorana de Nuestra Señora de los Remedios.

La imagen de la Virgen de la Guía, de gran devoción entre los fieles, es una escultura magníficamente estofada de la primera mitad del siglo XVII; procede de un desaparecido oratorio situado en el arco de entrada al puente de piedra por la parte meridional, junto a la Torre de la Gobierna, donde permaneció hasta que se trasladó definitivamente a esta iglesia en los primeros años del siglo pasado.

También se han de mencionar una vidriera que representa a Cristo Resucitado, realizada en 1969 por Luis Francisco Prieto Blanco («Luis Quico»), y un sagrario de hierro forjado, elaborado en la misma fecha por el artesano zamorano Matías Prieto Vaquero.

Texto: José Ángel Rivera de las Heras

Visita Turística

  • Domingos y festivos, de 9:30 a 10:00 horas.

Horario de Misa

  • Domingos y Festivos, a las 10:00 horas.